La inducción del parto es el procedimiento médico que se realiza para desencadenar las contracciones uterinas y conseguir así un parto vaginal.
En ocasiones, el embarazo se prolonga o debe finalizar por alguna causa en concreto, y para ello se necesita realizar la inducción del parto.
El objetivo de una buena atención al embarazo y al parto, es intentar que todo sea lo más natural posible, pero a pesar de ello en ocasiones es necesario actuar mediante una inducción en beneficio de la madre o de su bebé.
En el Instituto Dra. Gómez Roig, ubicado en la Clínica Corachan de Barcelona, disponemos de los especialistas en Obstetricia, instalaciones y medios necesarios, en caso de realizar la inducción del parto.
Siempre es necesario que exista una indicación que la justifique, realizarla de manera segura, y en un entorno confortable para la mujer y su familia.
¿Cuándo está indicada la inducción del parto?
La inducción del parto está indicada cuando una mujer no se pone de parto de manera espontánea y se pasa de cuentas. A partir de la semana 41 de embarazo se plantea la inducción del parto, aunque si la mujer no lo desea se puede esperar hasta la semana 42, aumentando el control del bienestar fetal.
Otras indicaciones son la aparición de complicaciones maternas o fetales.
En ocasiones, hay mujeres que solicitan una inducción electiva, es decir cuando no hay ninguna indicación médica. Las sociedades científicas, en base a la evidencia existente, propone el poder aceptarla siempre que se trate de mujeres de bajo riesgo y que estén como mínimo de 39 semanas. A pesar de lo que se pensaba hasta hace unos años, existen estudios que sugieren que los resultados son al menos tan buenos, si no en algunos casos mejores, que el manejo expectante. Esta decisión debe ser compartida con las pacientes y los profesionales especialistas.
Es importante que el embarazo esté bien datado mediante la ecografía de primer trimestre, para no cometer errores e inducir antes de tiempo. La fecha de la última regla puede no ser exacta y por esto los especialistas utilizan la medición del feto en la ecografía de primer trimestre para estimar la fecha probable de parto.
Al contrario de lo explicado previamente, se debe evitar siempre la inducción electiva antes de las 39 semanas de gestación. El parto entre las 37 y las 39 semanas se asocia con mayores complicaciones neonatales y una mayor utilización de la atención médica durante todo el primer año de vida en comparación con nacimiento a las 39 a 40 semanas.
¿Cómo se realiza la inducción del parto?
La inducción del parto se realiza de la siguiente manera:
Primero se realiza un registro cardiotocográfico o más conocido popularmente: monitorización fetal mediante las famosas correas. Si el bebé está bien y la mamá no presenta contracciones se procede a iniciar la inducción del parto.
Antes de decidir cual será el siguiente paso se debe valorar mediante tacto vaginal las características y condiciones del cuello del útero. El estado del cuello uterino es uno de los factores más importantes para predecir la probabilidad de éxito de una inducción. Para conocer como está el cuello se realiza un tacto vaginal a la mujer embarazada, y de esta manera el profesional calcula el Índice de Bishop. Este índice es la mejor herramienta que disponen los especialistas para predecir de probabilidad de parto vaginal.
Si el índice de Bishop es favorable la probabilidad de parto vaginal es similar al trabajo de parto espontáneo.
Por el contrario, si la puntuación no es buena se recomienda iniciar la inducción al parto mediante un paso previo llamado maduración cervical. La maduración cervical es un procedimiento dirigido a facilitar el proceso de ablandamiento, borramiento y dilatación del cuello uterino. Este procedimiento se realiza colocando a nivel de la vagina una medicación llamada prostaglandinas durante unas 12 horas.
Si la mujer presenta unas condiciones cervicales favorables, y no es necesaria una maduración cervical previa, se inicia la inducción mediante oxitocina, medicación que estimula la aparición de contracciones uterinas.
En los casos que sea posible, pues el cuello del útero ya está dilatado, se procede también a romper la bolsa de las aguas, proceso llamado profesionalmente amniorrexis. Se ha visto que combinar la oxitocina con esta práctica favorece el curso de la inducción.
La hora del día cuando se inicia la inducción no parece ser un factor influyente.
Siempre se debe informar a la paciente de la indicación de la inducción, de cómo se va a proceder, y obtener su consentimiento informado.
¿Existen contraindicaciones?
La inducción del parto si tiene contraindicaciones. Estas incluyen las mismas contraindicaciones existentes para el parto vaginal. Las más frecuentes son:
- Dos o más cesáreas.
- Una cesárea anterior en la que la incisión prévia no es la habitual en la parte más inferior del útero (segmento inferior), si no en la parte más alta (cuerpo uterino). También si se ha hecho una incisión en T.
- El antecedente de una operación de mioma o fibroma uterino con entrada en la cavidad uterina.
- Antecedente de rotura uterina.
- Una situación no cefálica del feto.
- Placenta previa.
- Infección vulvo-vaginal activa como el herpes genital o condilomas.
- Riesgo para el feto por pérdida de su bienestar.
¿Existen riesgos en la inducción del parto?
La inducción se asocia con un posible aumento de complicaciones en comparación con el trabajo de parto espontáneo, y por ello siempre que se decide finalizar un embarazo de esta manera es necesario:
- Que exista una correcta indicación.
- Hay que asegurar que se haya realizado una correcta datación del embarazo mediante la ecografía de primer trimestre.
- Evaluar cuidadosamente la relación riesgo-beneficio (evitar la prematuridad no necesaria).
- Elegir el método más adecuado.
Los riesgos posibles de la inducción del parto incluyen los efectos secundarios de la medicación utilizada.
Lo más frecuente es un mayor número de contracciones no controladas que puedan interferir en el bienestar fetal.
A pesar de ello existen remedios y se pueden prevenir estas complicaciones.
En casos de cesárea anterior, el riesgo relativo de rotura uterina se incrementa algo, pero el riesgo absoluto es bajo. En estos casos el riesgo de rotura uterina del 0.5% en el parto espontaneo versus el 1% en los casos de inducción.
¿Cuándo decimos que una inducción ha fallado?
No existen estándares en la definición de inducción fallida. A pesar de ello, siempre es importante dar tiempo suficiente para la maduración del cuello del útero y que aparezcan contracciones uterinas regulares y efectivas.
La duración media del trabajo de parto es significativamente más larga en el trabajo inducido en comparación con el trabajo de parto espontáneo.
El patrón de contracciones debe ser de 3 contracciones cada 10 minutos durante 2 horas y deben aparecer cambios cervicales al menos en 3 horas.
Consideramos un fracaso de inducción cuando después de 12 horas de inducción, con dinámica uterina adecuada, no se consigue que la paciente entre en la fase activa del parto.
El tiempo dedicado a la maduración cervical no se incluye al calcular la duración de la inducción o en el diagnóstico de la inducción fallida.
Ante cualquier duda referente al procedimiento de la inducción del parto no dudes en consultar a nuestra matrona o especialistas del Instituto Dra. Gómez Roig. El equipo es especialista en el control del embarazo normal y de riesgo. Te sentirás bien acompañado.
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Jefa de Servicio de Obstetricia y Ginecología en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. Profesora Agregada de Obstetricia y Ginecología y Coordinadora del Sexto Curso de Medicina en la Universidad de Barcelona, UB. Directora del Instituto Dra. Gómez Roig y Coordinadora de Procesos Obstétricos y Ginecológicos de la Clínica Corachan en Barcelona.
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